El otro día fui al cine con las expectativas muy altas. ¿Y cómo no tenerlas? Fui a ver la película más esperada del año. La primera en estar nominada a tantos Oscars como Titanic. La que todo el mundo comenta y a la que todo el mundo adora. Sí, hablo de La La Land. Así que fui al cine con las expectativas altísimas, pero puedo decir que no me decepcionó ni un poco.
(Sin spoilers)
La verdad es que siempre me han gustado los musicales: Grease, Mamma Mia, High School Musical (aunque la obsesión con éste último se me pasó a los once años)... El verdadero encanto de los musicales es lo que se alejan de la vida real. Se ponen a cantar, a bailar, a volar, y a nadie parece extrañarle. Se suben encima de las capotas de los coches durante un atasco, interpretan pegadizas canciones (todos tienen voces asombrosas, por supuesto), vuelven a entrar en sus vehículos y se marchan como si nada hubiera pasado. Esa es la magia de los musicales.
De todas formas, La La Land no es solo un musical. Es el musical perfecto. En el colegio estudié que el objetivo de las tragedias griegas era provocar una catarsis en el espectador, que olvidará su vida durante un rato y se metiera por completo en la historia. Y eso es lo que te pasa viendo esta película. Te evades mirando los paisajes, el vestuario, escuchando las canciones... Todo encaja de una manera tan perfecta que entras en ese mundo de colores visualmente agradables y luego te cuesta salir. Recuerdo estar mirando la película y tener la sensación de estar completamente en calma, incluso con una sonrisa en la boca.
La historia tampoco se queda atrás. No sólo la relación entre Mia y Ben, que se complementan y aprenden juntos a apreciar las pasiones del otro. Que tienen una química impresionante y se quieren con locura. No es una relación perfecta, aunque se acerca. Pero en realidad, lo que más me ha gustado es el espíritu soñador de ambos. Son unos románticos, unos bohemios, que luchan por sus sueños en un mundo en el que luchar por tus sueños es de tonto. Por eso creo que la canción que canta Mia en su audición es la que más capta el mensaje de la película: ("Here's to the ones who dream foolish as they may seem. Here's to the hearts that ache. Here's to the mess we make")
Y por no hablar de los actores, que no podrían hacerlo mejor. Ya había visto algunas películas de Emma Stone y es una de mis actrices preferidas. De Ryan Goslin la verdad es que no había visto tanto, pero no creo que ningún otro dúo lo hubiera hecho mejor. Juntos son pura magia.
Y aquí van los SPOILERS:
El final. Hablemos del final y de cómo nuestro corazón se rompe en mil pedazos. En general la película provoca emociones en todo momento, pero es al final cuando esas emociones son de dolor. No es solo porque no puedan estar juntos, es porque nos muestren con detalle lo que podría haber sido, la vida que podrían haber tenido, pero no tienen. Si hubieran hecho las cosas un poco diferentes, hubieran sido muchísimo más felices de lo que nunca llegarán a ser separados. Estaba a su alcance y no pasó, y ahora ya no volverá a pasar. Es un poco como la vida, eso es lo que lo hace tan triste.
En conclusión: La La Land no está sobrevalorada, se la valora exactamente lo que merece: muchísimo.
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