Deseo muy pocos días del año ser pequeña otra vez. Poquísimos. Da pereza, ¿verdad? Perder el relativo poder de decidir sobre tu propia vida, tener que revivir años y años que ya han pasado o simplemente tener que gastar tanta energía como la que gastas en todo cuando eres niña. Pero hay una cosa que no puedo decir que no eche de menos: la navidad.